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Una reciente investigación realizada en el Reino Unido ha revelado que los profesores de los centros de enseñanza primaria y secundaria califican inconscientemente a los alumnos en función de su estatus socioeconómico. Los datos indicaban que los alumnos más pobres o desfavorecidos eran calificados con más dureza, lo que se traducía en notas más bajas. Algunos estudios sobre la situación en las escuelas K-12 de otros territorios apuntan a un problema generalizado. Esto indica que hay que hacer más para ampliar la participación en las escuelas K12.

Se han detectado problemas similares en los institutos de EE.UU., donde los estudiantes más desfavorecidos obtuvieron peores resultados en lectura y estaban menos preparados para el ACT. Los estudiantes más desfavorecidos de Irlanda se enfrentan a obstáculos similares, al igual que las Primeras Naciones de Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Aunque la ampliación de la participación debería ser ya una prioridad de todos los proveedores de educación para mejorar los resultados de éxito de los estudiantes desfavorecidos, estas pruebas ponen de relieve la gran responsabilidad que tienen las instituciones de enseñanza primaria y secundaria de hacer más para apoyar a los estudiantes.

Los alumnos más pobres o desfavorecidos fueron calificados con mayor dureza, lo que se tradujo en notas más bajas.

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La responsabilidad de las instituciones K-12

Investigaciones anteriores han destacado la importancia de los años escolares K-12 para identificar y apoyar a los estudiantes desfavorecidos o que necesitan apoyo adicional. Muchos estudiantes con talento académico, pero desfavorecidos, a menudo no alcanzan un alto rendimiento en sus años de educación primaria y secundaria. Esto hace que los centros de enseñanza primaria y secundaria y sus directores tengan la responsabilidad de centrarse en ampliar la participación de los estudiantes desfavorecidos.

Las escuelas deben aspirar a eliminar las barreras y desigualdades a las que se enfrentan sus alumnos y mejorar sus resultados de éxito educativo. El primer paso para lograrlo es reconocer desde el principio qué estudiantes tienen dificultades o necesitan más apoyo. Otros pasos importantes son la mejora de la formación y el desarrollo curricular para mitigar posibles sesgos.

Cómo mejorar la ampliación de la participación en las escuelas K12

La mejor manera de mejorar el éxito de los estudiantes desfavorecidos es proporcionarles el apoyo adicional que necesitan para alcanzar sus objetivos. Esto puede ayudar a reducir las consecuencias de los prejuicios inconscientes que sufren los estudiantes. Las instituciones deben tratar de apoyar tanto al personal como a los estudiantes en las estrategias de ampliación de la participación. El apoyo más eficaz consiste en identificar a los estudiantes de riesgo para que el personal les preste atención y en enviar alertas automáticas al personal cuando un estudiante tiene un rendimiento bajo, no participa en clase y registra un mayor absentismo.

El conocimiento precoz de los alumnos en situación de riesgo no sólo permite una intervención temprana, sino la creación de un plan de apoyo personalizado, adaptado a las necesidades específicas de cada alumno. Para garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de triunfar y alcanzar su pleno potencial, el trabajo comienza con la educación K-12.

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